Sevilla,
¿qué más castigo que ser ciego de alma?
Dios en las sombras,
espíritus que hablan
en el espacio que queda entre los cuerpos.
Aire, callejas,
fuentes claras,
cantes de soledad y penas.
Sevilla,
abrazos sin fronteras,
magia a manos llenas.
Giralda,
parque de María Luisa,
calle Feria.
Sevilla,
de lejos te miro,
desde este tren de la vida que de ti me aleja
y te lloro y te creo
Sevilla,
no conocerte es ser huérfano de sueños,
copia perfecta del universo,
silencio que ahora habla.
Caminante,
sí hay camino en Sevilla.
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